domingo, 5 de julio de 2009

Abuso de medicamentos en una sociedad enferma

"Extremadamente delgado, con poco pelo y el estómago lleno de pastillas fueron algunos de los apartes del informe médico contratado por la familia Jackson, que dio a conocer el diario británico The Sun"

Hace un año y medio el actor Heath Ledger —famoso por su papel de Guasón en la última película de Batman, El caballero de la noche—, fue encontrado muerto en su apartamento de Nueva York.

El impacto de la noticia de su fallecimiento, con tan sólo 28 años de edad y una prometedora carrera por delante, fue mayor al conocerse que el fatal suceso ocurrió debido a una sobredosis de medicamentos, entre ellos oxycontin (recetado para la neumonía que padecía), valium y xanax (para la ansiedad), restoril y unisom (para ayudarlo a conciliar el sueño) e ibuprofeno. “Una combinación mortal”, reportó la oficina forense de Nueva York.

El abuso de medicamentos también cobró la vida de la modelo y conejita de Playboy, Anna Nicole Smith, cuyo cuerpo fue encontrado sin vida por su guardaespaldas en la habitación de un hotel en la Florida. Joshua Perper, el médico forense que realizó la autopsia, reveló que en su organismo se encontraron fármacos contra la ansiedad, la depresión y el insomnio, así como pastillas para adelgazar, metadona (se toma para calmar algún tipo de dolor) y antibióticos. “Un coctel fatal que le causó una intoxicación que la llevó a la tumba”, advirtió Perper.

El abuso de sustancias dejó de ser un comportamiento exclusivo de los drogadictos. Cada día las exigencias personales y laborales se multiplican en un mundo donde las jornadas de trabajo se extienden más allá de las ocho horas. Para cumplir con un ambiente que demanda la capacidad de dos personas cuando en la mayoría de los casos sólo hay una, están los medicamentos: la salvación en forma de pastillas se convirtió en el mejor aliado de las noches interminables en la oficina, los minutos intensos del intercambio financiero de la bolsa o el combustible extra para poder bailar después de una semana en la que la razón y el sentido común dictan una jornada generosa de descanso.

Desafortunadamente la gente toma medicamentos como si fueran dulces. “La mayoría de las veces lo hace sin supervisión médica, porque alguien se los recomendó, por escasez de dinero para la consulta, etc”. Cote también advierte que uno de los aspectos más riesgosos es que este tipo de personas suelen ser padres o madres de familia con un trabajo regular. Un perfil que no despierta sospechas y que contribuye a que su adicción dure años sin ser descubierta.

Los daños para el organismo por cuenta del abuso de fármacos dependen de la sustancia, pero van desde el desgaste físico y el envejecimiento prematuro del cerebro, pasando por fallas cardíacas y respiratorias, hasta problemas de riñones y muerte súbita. Algunos medicamentos (especialmente los ansiolíticos, empleados para trastornos nerviosos) también pueden destapar enfermedades mentales.

El consumo no supervisado de medicamentos ansiolíticos, una gama de sustancias diseñadas para controlar trastornos nerviosos, ataques de pánico o dificultades con el sueño, puede tener consecuencias fatales, tanto físicas, como mentales estas sustancias suelen generar en quienes abusan de ellas un efecto paradójico: en vez de calmar a la persona la vuelve agresiva. Además de esto, su tratamiento es complejo, ya que una vez el paciente ha consumido durante años dosis muy altas de la sustancia, si ésta llega a ser suspendida de repente, la persona puede sufrir ataques de pánico o convulsiones. Esto es debido a la dependencia física que el organismo genera cuando el consumo es frecuente y en cantidades más altas de lo indicado.

Apartes de una excelente nota periodística:
Tomada: http://www.elespectador.com/impreso/vivir/articuloimpreso148907-el-coctel-de-muerte?page=0,0

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EL gran maestro que me enseñó y ya está de viaje por el centro de la Galaxia. http://www.udea.edu.co/wps/portal/udea/web/inicio/udea-noti...