Uno es uno más sus circunstancias: Historia de una vida que finaliza violentamente

Ubeimar era un niño, mi papá había construido en una finca un mataculin y él, de 8 años disfrutaba jugando en él. Era una de las visitas que hacía mi tio con su familia, a su hermano en Urrao. Disfrutamos en cantidades una de esas fincas de mi papá y hermosos recuerdos de la época se tienen aún frescos.
Pero uno se da cuenta de como influyen las circunstancias cuando la historia termina, no cuando está en desarrollo. Mis dos tíos mayores habían emigrado de una vereda llamada "la aguamala" hasta Medellín, y como buena parte de la población asentada en las comunas, eran uno de los tantos desplazados por la violencia y la falta de oportunidades en este país de cafres. Vivían en uno de los cerros de esta ciudad, en casas pequeñas y donde todos ellos lo único que podían hacer era trabajar como albañiles. Ese trabajo es duro y el descanso en general era bebiendo el fin de semana.
Ubeimar y su primo Robeiro jugaban felices, eran los dos hijos de mis tíos, los tíos bebían como cada fin de semana y ese fin de semana llegaron muy borrachos. En el carriel del papá de Ubeimar siempre estaba un revolver. Los dos borrachos se durmieron, Ubeimar sacó el revolver del carriel, se lo puso al primo Robeiro en la cabeza y disparo, era sólo un juego de niños, pero terminó con la muerte del primo hermano. Su primer muerto fue un accidente, fue su amigo de niñez y su familiar.
Nunca pudo recupersarse mi primo de ese evento, los otro niños lo llamaban el mata-primos, los otros primos lo buscaban para matarlo a él, lo perseguían, su adolescencia fue una tortura, él no tenía claro que había pasado y porqué, sabía que había terminado con la vida de un amigo, su primo hermano. Este dolor lo llevo siempre consigo, las circunstacias lo llevaron a ello y no pudo salir de ahí nunca.
Como adolescente no se lo perdonaba él mismo, no sabía que hacer, dicen que cuando uno mata una persona, pierde el miedo a hacerlo, algo raro pasa en el cerebro y el cúmulo de emociones encontradas hace más complejo el problema. Ubeimar terminó, según comentarios como guerrillero de una célula urbana de una de las tantas guerrillas de este país, alguien aprovechó su confusión y lo llevó a manejar armas, a ser un idiota útil de una organización. ¿Cuántos mató allí? no lo sabremos, él nunca habló de eso y mucho menos preguntábamos. Pasó muchos años perdido en medio de la ciudad, no sé si en el monte, pero su vida nunca fue normal, su adolescencia y su juventud quedaron marcadas por las armas.
De alguna forma terminó en el bando contrario al cabo de los años, era temido y reconocido, tenía un patrón y hacía parte de los paramilitares, los mismos que perseguían a los guerrilleros, esta guerra es tan rara que los muchachos se venden al mejor postor y lo que saben es valioso para los paramilitares, tampoco supe cuanto tiempo estuvo en un bando y en el otro, sólo que aparecía en los velorios de la familia en su moto, estaba pocos minutos y se marchaba. Siempre me saludaba efusivamente: Hola primo, ¿mucho estudio?.
El narcotráfico mueve esta guerra y los bandos cambian, hay patrones de uno y otro lado, se matan entre ellos, las pugnas son cosas del día a día. Los paras hicieron un pacto de paz con el gobierno y se entregaron a la justicia, Ubeimar creo que terminó haciendo parte de éste pacto de paz.
Ubeimar, en medio de su inocencia cree que puede iniciar una nueva vida, pero el pasado pesa y las circunstancias suman, ¿cuántos enemigos? ¿cuánta información tienen estos jóvenes? ¿cuántas cosas saben de las vueltas que hacen y de sus patrones? ¿cuánto dolor ha dejado su paso por estos grupos de guerrilla y de paras?.
En estos momentos de la historia nadie entiende que está pasando, los muertos aparecen, según el alcalde de la ciudad las bandas de narcos se están reorganizando, incluso él está siendo atacado por el candidato perdedor de que una de las bandas le ayudó a financiar su campaña, el candidato perdedor como buen hombre político es voraz en sus aspiraciones y todos ellos hacen parte de esta mezcla. Hace poco el presidente retiró a su general de la policia de la región porque beneficiaba a otro de los patrones de este territorio y la fiscalía retiró al hermano del ministro de Justicia porque recibía prebendas y dinero a cambio de información, mientras haya cocaina en el país y haya consumidores en Europa y EEUU, esta guerra nuestra va a continuar, los precios son muy rentables, creo que lo más rentable que produce Colombia es su cocaina, ningún otro negocio deja tanto dinero, igual que todos los países con sus mafías: la ilegalidad la ambición y unas buenas condiciones crean estos problemas.
En el proceso de paz, han muerto muchos de los reinsertados, nadie sabe quien los mata, nadie sabe que pasa, cada caso es único y complejo.
Ubeimar se consiguió un taxi, con esto se ganaba la vida, pero empezaron los atentados: hace pocos meses uno de sus pasajeros se subió al taxi y con una navaja intentó cercenarle las venas del cuello, en parte lo hizo pero mi primo logró llegar herido donde un amigo que lo llevo al médico y pudo recuperarse.
En su cuello se observaban estas cicatrices extrañas.
Hace dos semanas en su taxi, recogió una pareja, los llevo hasta Bello, la pareja bajó del carro y llegó un tercero y disparó tres veces, dos en la cabeza y una bala en el cuello. Lo llevaron a la clínica y quedó vivo pero paraplejico. Mi hermana me dijo, Alcides, visitemos al primo, él quiere vernos, llegamos allí y el hombre lúcido nos mira y empieza a llorar, le hablamos palabras bondadosas a nuestro primo, yo juego con su mano, unos quince minutos jugamos a hacer fuerza, él tiene poca, esta débil y necesita mover sus manos. Le cuento la historia de los dos tíos que buscaban un tesoro en la casa de uno de ellos y que tenían un hueco de 3 metros de profundo, cavando porque allí espantaban y era posible que estuviese el entierro, el hueco lo hacen, no encuentran el tesoro pero construyen una columna para hacer el tercer piso de la casa de uno de ellos en una de las tantas faldas de esta ciudad.
Creo que lloraba porque él tenía sueños, siempre quiso ser como sus dos primos, estudioso, tener una vida normal, no llevar esa vida agitada que le impusieron las circunstancias. Debe doler uno hacer el recuento de su vida, ver sólo destrucción y cuando la quiere rehacer morir como uno de los tantos ....
En sus últimos días fue a Urrao, una casualidad lo hizo despedirse de su pueblo, mi hermana se daño un pie bajándose de un bus, quedó a medio camino entre Urrao y Medellín, había que llevarla de nuevo a Urrao, no podía caminar y estaba grave, me buscaron a mi pero yo estaba trotando, cuando llegué a mi casa la empleada me dijo: don Alcides, su hermana mayor lo necesita urgente, cuando llamé mi hermana ya había contratado a Ubeimar para que en su taxi le ayudase con la emergencia. Mi hermana cuenta que pasó por Betulia, su pueblo natal y buscó a su madrina, a su padrino, habló con ellos, le contó lo feliz que había sido en Urrao, la historia del mataculin en la finca de papá.
Ayer estuve en su funeral, rígido y cadavérico, con un signo de respeto como quedan los muertos. Había mucha gente, me sorprendió el morbo de algunos que toman fotos con sus móviles del muerto, esta gente es rara, lloré porque me dolió ver la historia a donde lo había llevado, lloré porque uno no debe preguntar por quien lloran las campanas: lloran por tí. Lloré porque me duele ver a su madre sufriendo a mi tio buscando evadir la realidad con unos tragos más, lloré porque es una funeral más en la familia y poco a poco nos vamos marchando todos....
Hoy estaré en su entierro y pienso: vivió una vida truncada, unos dolores de niño, nunca pudo superar el asesinato de su primo, ese primer juego convertido en trajedia, marcó su vida y terminó en su ley, nunca fue capaz de recuperarse y las circunstancias no perdonan.
Paz en su tumba.